Virgen de los Remedios

 La Imagen

La talla, llegada a la parroquia en 1817 con el fin de sustituir la imagen anterior, denota claramente la impronta del escultor orotavense Fernando Estévez. La imagen presenta un evidente parecido a otras obras del escultor, además que en la fecha que se realizó era el escultor más sobresaliente de Canarias, sin embargo, no se han encontrado todavía los documentos del encargo que confirmen su autoría. Se sabe que Estévez realizó el mismo año una imagen de Nuestra Señora de Los Dolores para acompañar al Jesús Nazareno del Convento franciscano de Santa Lucía.[1] La Virgen presenta un ligero movimiento de cabeza, siendo lo que más destaca de la imagen la gran belleza y expresividad de sus ojos, además de el esbelto cuello que presenta. Si bien, el niño no pertenece al mismo escultor, pudiendo ser de la imagen anterior. Su arcaísmo contrasta con la imagen dulce de María, un rostro lleno de serenidad, de estilo clásico pero con ciertos tintesrománticos.

 Las Festividades

El culto de la advocación de Los Remedios está presente desde el siglo XVI, pero es a partir de 1817, ya con el culto de Ntra. Sra. de los Afligidos en total decadencia, cuando toma auge y protagonismo y a finales del siglo XIX y principios del XX, hace que sus fiestas tengan una gran importancia y se enriquezcan con númerosas actividades de carácter lúdico, como cabalgatas, conciertos, iluminaciones venecianas y fuegos artificiales. La festividad de septiembre gozó entonces de gran importancia, sin embargo, la aparición de la Virgen de Fátima en mayo de 1917 hace que este mes se consagre tradicionalmente a la Virgen María. Es en este mes, el lunes después de la romería de San Isidro Labrador, conocido como Lunes de Remedios, cuando la Virgen procesiona por las calles de nuestro pueblo realizando la misma noche el recorrido de las tres procesiones que hacia en el mes de septiembre.

 El Ajuar

La imagen posee un rico ajuar, muestra del cariño de su feligresía. Tiene cuatro mantos: uno de color beige para uso diario, otro azul con brocados en oro y flecos de oro estrefino, otro rosado con brocados en oro que usa para las solemnidades en su honor, y otro beige con bordados de flores de colores que utilizaba también para uso diario. Cabe destacar las tres sayas; la primera de color salmón para uso diario, la segunda brocada en oro casi en su totalidad y la tercera de color rojo con brocados en oro, estas dos utilizadas para la procesión. También posee tres tocas de encaje, una para diario y dos para procesionar, conjuntadas con sus respectivos manguitos de encaje y trajes del niño. Respecto a la orfebrería, tanto la Virgen como el niño poseen dos coronas, una de plata para uso diario y otra de plata sobredorada para sus fiestas. También tiene dos fajines con pedrería, un broche de pavo real traído de Londres, un collar de pedrería lila y otros complementos.