Historia

Monumento Histórico de carácter nacional, por Real Decreto 508/1983 de 2 de febrero (B.O.E. Nº 69).
Se eleva en el lugar donde los guanches quedaron incorporados a la Corona de Castilla, después de la rendición ante el Adelantado Alonso Fernández de Lugo, el 25 de julio de 1496, convirtiéndose en el primer templo cristiano de Tenerife.
Partiendo del primer edificio cubierto por un sencillo techo pajizo, se llegó a levantar un templo de tres naves, realizando la central el cantero Juan Benítez en la primera década del siglo XVII; la capilla mayor se vio concluida hacia 1667, siendo Manuel Penedo el artífice de los arcos. Los siguientes cuerpos fueron elevándose en etapas sucesivas, cuyos trabajos finalizan en torno a 1730. Cuarenta años más tarde se alza la torre, rematada por un puntiagudo chapitel; en el primer cuerpo se encuentra el Baptisterio con su pila de jaspe, pieza adquirida en Lisboa hacia 1610 por el beneficiado don Alonso de Milán. Según cuenta la historia, una de las campanas fue regalo personal de la reina Isabel la Católica. A finales del siglo pasado todo el edificio amenazaba ruina, siendo necesario su apuntalamiento. Gracias a las gestiones del párroco don Manuel Cerviá se emprendieron en 1920 los trabajos de consolidación de la estructura del templo. Las últimas transformaciones tuvieron lugar en la década de los sesenta, consistentes en la prolongación de la nave central donde se alojan la sillería y restos del órgano del desaparecido coro bajo, en el que trabajaron los carpinteros Cristóbal Fernández y Juan Rodríguez Zamora (fines del siglo XVII).
La madera para las techumbres se trajeron del pago de Tigaiga, a poca distancia de este lugar, junto con el resto del material de cantería. La capilla mayor muestra una armadura octogonal con un alargado almizate del que pende una serie de pinjantes; la lacería se distribuye a lo largo de todos los faldones. Antes de concluir el siglo XVII, Andrés Gómez la pintó y doró. Las cubiertas de las capillas laterales ofrecen similares soluciones, especialmente la de Nuestra Señora de los Remedios, con un entrelazado que recorre sus ocho paños, destacando su tratamiento pictórico. Las que cubren las naves presentan forma de artesa invertida; la central, de par y nudillo, y las laterales, de parhilera con sencillos motivos decorativos que se repiten en los tirantes apoyados sobre pares de canes de perfil mixtilíneo. Estas armaduras aparecen cubiertas por una capa de barniz.
Cabe destacar, asimismo, las tres portadas de cantería; la principal, procedente de la primitiva fábrica, de soluciones renacentistas. La del costado sur, levantada por Manuel Penedo en 1627; la del costado norte, emparentada con sus homónimas de la iglesia vecina de Nuestra Señora de La Concepción, presenta soluciones clasicistas.
En el año 1731 fue bautizado en esta parroquia el ilustre historiador de las Islas Canarias, don José Viera y Clavijo.




Tambien llamada " La Fábrica del siglo XVI"

Muchos han sido los autores que durante siglos han sostenido que esta Parroquia fue la primera en fundarse en la Isla de Tenerife tras darse por finalizada la etapa bélica de la conquista, lo cierto es que teniendo en cuenta la mentalidad de la época y los motivos que hicieron posible la empresa conquistadora, no sería extraño que Alonso Fernández de Lugo y su comitiva decidieran edificar un templo a Santiago Apóstol como muestra de agradecimiento. Además, avala esta idea la participación en este proceso conquistador de grancanarios del actual municipio de Gáldar, población que desde sus orígenes, estuvo bajo la protección del mencionado santo y que, establecidos en esta comarca de Taoro, se afanaron, inmediatamente, en la puesta en marcha del negocio de la caña de azúcar.

Es por ello, que la idea de Iglesia que surge a raíz del mencionado suceso, no se puede entender desde un concepto meramente físico, por el contrario hay que entenderla desde un aspecto catequético y evangelizador que desembocara en la erección del primitivo Templo del Apóstol Santiago. Aquel 25 de Julio de 1496 se llevó a cabo el bautismo de los nueve menceyes guanches que recibieron nombres cristianos, pasando a constituir una muy básica comunidad que exigiría, como tal, de un lugar para poder celebrar su nueva fe. Por ello, Santiago del Realejo, tiene que ser entendido como una comunidad básica que más tarde pasaría, según lo dispuesto en las Visitas Sinodales a ser considerada definitivamente como parroquia en 1498.
Aunque el primer libro de fábricas lamentablemente desapareció en el siglo XVII, se cree que en fechas inmediatas a la conquista ya debió de existir un lugar físico destinado al Culto Divino ya que en 1542, las Sinodales del obispo Don Diego de Muros mencionan la donación de tierras a la iglesia de “…Santiago del Realejo de arriba” pasando a ser el primer beneficio de la comarca de Taoro y, encontrándose bajo su jurisdicción los embriones de las comunidades parroquiales de Ntra. Sra. de la Concepción de La Orotava, elevada a categoría de parroquia en 1516, de San Marcos Evangelista de Icod de los Vinos, en 1515, San Pedro de Daute en Garachico, en 1515, Santa Úrsula de Adeje, en 1573, San Pedro de Vilaflor, convertida en parroquia en 1530, y Ntra. Sra. de la Concepción del Realejo de Abajo, en 1533.
Por todo ello es lógico pensar que en 1496 se erige un sencillo recinto sacro cubierto de un sencillo techo pajizo, lo que hace del Apóstol Santiago, el primer templo cristiano de la Isla de Tenerife. Las obras para adecentar la fábrica serían prácticamente inmediatas, prolongándose a lo largo del siglo XVI. Como muestra de la calidad que debió tener aquella primera fábrica es la factura de la que fuera portada principal del Templo, labrada en 1570 por Juan Benítez, que actualmente da acceso al templo por la cara norte, la conocida como “portada jacobea”, estudiada ampliamente en el artículo titulado "Las portadas jacobeas del Beneficio de Taoro, en la isla de Tenerife" por Lorenzo Santana Rodríguez.
En referencia al interior del templo, el inventario redactado en 1591 nos dice que existían tres altares principales, el mayor, en el que recibía culto la primitiva imagen del Apóstol Santiago, en su versión de peregrino; la de San Benito y San Antonio de Padua. En lugar destacado se hallaba la primitiva imagen de Ntra. Sra. de Los Remedios. Se citan también una imagen de San Sebastián mártir, y otra de San Miguel Arcángel que muy posiblemente sean las que aún hoy se conservan recibiendo culto en el Retablo de Ánimas. Pinturas, y numerosas piezas de orfebrería completaban un patrimonio que ya por aquel entonces era considerable.
Contaba ya el templo con su coro de madera, su órgano y su púlpito.
Sin embargo la aportación más importante al patrimonio parroquial sería el conjunto de pinturas que recogía la vida del Apóstol Santiago y que presidía el presbiterio. De ellas subsisten apenas una parte que se conservan en la actual capilla de los Remedios. Hasta épocas muy recientes se venía atribuyendo la autoría de estas tablas a la Escuela pictórica de Amberes, pero investigaciones más recientes las asocian al arte del Maestro de Delf, pintor holandés que se encontraba activo hasta principios del siglo XVI.