miércoles, 25 de julio de 2012

De la vida Canaria, La fiesta de Santiago



La Gaceta de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife) - 30/07/1932, Página 2.

En esta ocasión queremos aportar este documento que testifica las antiguas fiestas al Patrón Santiago en nuestro pueblo y parroquia





Que existe entre los diversos sectores de la opinión, y en las que claramente se deslinean los contornos de la verdad distinguiéndose del error—, y aparecen perfectamente definidos los dos campos en que al fin ya la postre ha de quedar dividido el mundo, no puede menos de agradar y satisfacer cualquier manifestación entusiasta y verdadera de fe y de religiosidad, características especiales del campo de la virtud y de la honradez. Momentos de innegable fervor y de recogimiento profundo fueron los que presenciamos el pasado lunes en la iglesia parroquial del pintoresco y progresivo pueblo del Realejo Alto, cuando celebraba la fiesta religiosa de su Patrono el Apóstol Santiago.

Un templo hermoso y rico, cuajado de flores y resplandeciente de luces, acusando aún en sus mínimos detalles el celo del venerable párroco, generosamente secundado por sus buenos feligreses; una muchedumbre devota y creyente, que invadía las naves del templo; una solemnidad religiosa verdaderamente encantadora.

Los Ministros del Altar estrenaban un temo de terciopelo, alarde de gusto y de desprendimiento, en el que la Juventud entusiasta del Realejo Alto puso todo su empeño y todo su arte, plasmando

en la realidad de su ofrenda su intensa devoción al Apóstol.

La parte coral estuvo a cargo de los seminaristas de dicho pueblo, que interpretaron brillantemente la Misa "Te Deum laudamus", del maestro Perossi, siendo ello un verdadero exponente de la labor musical  llevada a cabo en el Seminario en estos últimos años. Y una oración sagrada, verdadera pieza de oratoria, llena de unción evangélica y a tono completamente con la brillante función que se celebraba. He aquí algunos conceptos que entresacamos del discurso del señor Peláez.

"Acaso la raíz de muchas de las calamidades que padecemos tenga por fundamento el desconocimiento de nuestros deberes, mientras que sólo cuidamos de pregonar y exigir derechos a los demás, olvidando que estos dos conceptos son totalmente correlativos, que son como dos rayos de luz que dimanan de un mismo foco. (Exposición detallada de estas dos ideas básicas de la justicia, un canto magnífico a la Patria y a sus atributos y una exhortación vibrante En las horas presentes, en que mayormente se nota la división profunda para escuchar y poner en práctica unas palabras que se pueden poner en boca del Apóstol:) Hasta aquí... No más... Que no haya ningún cristiano que desoiga sus deberes".

Los árboles seculares y añosos no ceden al vendaval, aunque su ramaje puede seguir el vaivén del huracán e inclinarse a la violencia de su embate. Pero de nuevo vuelven a recobrar su anterior estado, y aún si cabe con mayores bríos.

De igual manera la fe católica de España, sembrada hace veinte siglos por Santiago, podrá hoy aparecer amortiguada y acaso en muchos individuos cederá al empuje bravío de tantas olas de pasiones conjuradas y embravecidas...; pero volverá a recobrar su primitiva posición, y su nuevo desenvolvimiento la recompensará crecidamente de las pasadas pérdidas, si pérdida puede llamarse el desalojar de su seno los elementos nocivos, indignos- o indiferentes...

Procesión del Santo por las principales calles de la población, acompañado de innumerables devotos... Sin aparato externo, sin ruidos que alborotaran la paz de los espíritus, más atentos entonces a la rumia de la verdad católica.

Sin apenas oir "los ecos de una música ligera... Únicamente oímos las plegarias repetidas del Rosario, haciéndonos recordar aquellos tiempos en que 1a piedad de nuestros padres entretejía cada noche una mística guirnalda para ofrecerla a la Virgen, que sobre un Pilar y en las márgenes del caudaloso Ebro

se apareció al Apóstol Santiago...

¡Oh, qué grande era España entonces...,cuando todos rezaban el Rosario!



JESÚS  CABRERA MEDINA.

Realejo Alto (Tenerife) Julio de 1932.